La Cena del Señor
12 El primer dĂa de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando se acostumbraba sacrificar el cordero de la Pascua, los discĂpulos le preguntaron a JesĂşs:—¿DĂłnde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua?
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Él enviĂł a dos de sus discĂpulos con este encargo:—Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. SĂganlo,
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y allĂ donde entre dĂganle al dueño: “El Maestro pregunta: ÂżDĂłnde está la sala en la que pueda comer la Pascua con mis discĂpulos?”
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Él les mostrará en la planta alta una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparen allà nuestra cena.
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Los discĂpulos salieron, entraron en la ciudad y encontraron todo tal y como les habĂa dicho JesĂşs. AsĂ que prepararon la Pascua.
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Al anochecer llegĂł JesĂşs con los doce.
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Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:—Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.
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Ellos se pusieron tristes, y uno tras otro empezaron a preguntarle:—¿Acaso seré yo?
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—Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato.
21
A la verdad, el Hijo del hombre se irá tal como está escrito de Ă©l, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdrĂa a ese hombre no haber nacido.
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Mientras comĂan, JesĂşs tomĂł pan y lo bendijo. Luego lo partiĂł y se lo dio a ellos, diciĂ©ndoles:—Tomen; esto es mi cuerpo.
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Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
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—Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—.
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Les aseguro que no volverĂ© a beber del fruto de la vid hasta aquel dĂa en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
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Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.