Salmos 79; Salmos 80

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Salmos 79

1 OH Dios, vinieron las gentes á tu heredad; El templo de tu santidad han contaminado; Pusieron á Jerusalem en montones.
2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida á las aves de los cielos; La carne de tus santos á las bestias de la tierra.
3 Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalem; Y no hubo quien los enterrase.
4 Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
5 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
6 Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7 Porque han consumido á Jacob, Y su morada han asolado.
8 No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, Porque estamos muy abatidos.
9 Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la gloria de tu nombre: Y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre.
10 Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La venganza de la sangre de tus siervos, que fué derramada.
11 Entre ante tu acatamiento el gemido de los presos: Conforme á la grandeza de tu brazo preserva á los sentenciados á muerte.
12 Y torna á nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu dehesa, Te alabaremos para siempre: Por generación y generación cantaremos tus alabanzas.
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Salmos 80

1 OH Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como á ovejas á José, Que estás entre querubines, resplandece.
2 Despierta tu valentía delante de Ephraim, y de Benjamín, y de Manasés, Y ven á salvarnos.
3 Oh Dios, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
4 Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo humearás tú contra la oración de tu pueblo?
5 Dísteles á comer pan de lágrimas, Y dísteles á beber lágrimas en gran abundancia.
6 Pusístenos por contienda á nuestros vecinos: Y nuestros enemigos se burlan entre sí.
7 Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; Y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
8 Hiciste venir una vid de Egipto: Echaste las gentes, y plantástela.
9 Limpiaste sitio delante de ella, E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos de su sombra; Y sus sarmientos como cedros de Dios.
11 Extendió sus vástagos hasta la mar, Y hasta el río sus mugrones.
12 ¿Por qué aportillaste sus vallados, Y la vendimian todos los que pasan por el camino?
13 Estropeóla el puerco montés, Y pacióla la bestia del campo.
14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,
15 Y la planta que plantó tu diestra, Y el renuevo que para ti corroboraste.
16 Quemada á fuego está, asolada: Perezcan por la reprensión de tu rostro.
17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste.
18 Así no nos volveremos de ti: Vida nos darás, é invocaremos tu nombre.
19 Oh Jehová, Dios de los ejércitos, haznos tornar; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
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