Salmos 36; Salmos 37; Salmos 38; Salmos 39

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Salmos 36

1 La transgresión habla al impío dentro de su corazón; no hay temor de Dios delante de sus ojos.
2 Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña en cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla.
3 Las palabras de su boca son iniquidad y engaño; ha dejado de ser sabio y de hacer el bien.
4 Planea la iniquidad en su cama; se obstina en un camino que no es bueno; no aborrece el mal.
5 Tu misericordia, oh SEÑOR, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento.
6 Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo. Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal.
7 ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
8 Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias.
9 Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz.
10 Continúa tu misericordia para con los que te conocen, y tu justicia para con los rectos de corazón.
11 Que no me alcance el pie del orgullo, ni me mueva la mano de los impíos.
12 Allí han caído los que obran iniquidad; han sido derribados y no se pueden levantar.
La Biblia de las Américas Derechos de Autor © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, All rights reserved. For Permission to Quote Information, visit http://www.lockman.org.

Salmos 37

1 No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad.
2 Porque como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde.
3 Confía en el SEÑOR, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad.
4 Pon tu delicia en el SEÑOR, y El te dará las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;
6 hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.
7 Confía callado en el SEÑOR y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.
8 Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo.
9 Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra.
10 Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí.
11 Mas los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad.
12 El impío trama contra el justo, y contra él rechina sus dientes.
13 El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca.
14 Los impíos han sacado la espada y entesado el arco, para abatir al afligido y al necesitado, para matar a los de recto proceder.
15 Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados.
16 Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos.
17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el SEÑOR sostiene a los justos.
18 El SEÑOR conoce los días de los íntegros, y su herencia será perpetua.
19 No serán avergonzados en el tiempo malo, y en días de hambre se saciarán.
20 Pero los impíos perecerán, y los enemigos del SEÑOR serán como la hermosura de los prados; desaparecen, se desvanecen como el humo.
21 El impío pide prestado y no paga, mas el justo es compasivo y da.
22 Porque los que son bendecidos por el SEÑOR poseerán la tierra, pero los maldecidos por El serán exterminados.
23 Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, y el SEÑOR se deleita en su camino.
24 Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano.
25 Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.
26 Todo el día es compasivo y presta, y su descendencia es para bendición.
27 Apártate del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre.
28 Porque el SEÑOR ama la justicia, y no abandona a sus santos; ellos son preservados para siempre, pero la descendencia de los impíos será exterminada.
29 Los justos poseerán la tierra, y para siempre morarán en ella.
30 La boca del justo profiere sabiduría y su lengua habla rectitud.
31 La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos.
32 El impío acecha al justo y procura matarlo.
33 El SEÑOR no dejará al justo en sus manos, ni permitirá que lo condenen cuando sea juzgado.
34 Espera en el SEÑOR y guarda su camino, y El te exaltará para que poseas la tierra; cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.
35 He visto al impío, violento, extenderse como frondoso árbol en su propio suelo.
36 Luego pasó, y he aquí, ya no estaba; lo busqué, pero no se le halló.
37 Observa al que es íntegro, mira al que es recto; porque el hombre de paz tendrá descendencia.
38 Pero los transgresores serán destruidos a una; la posteridad de los impíos será exterminada.
39 Mas la salvación de los justos viene del SEÑOR; El es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40 El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los impíos y los salva, porque en El se refugian.
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Salmos 38

1 SEÑOR, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues en tu furor.
2 Porque tus saetas se han clavado en mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
3 Nada hay sano en mi carne a causa de tu indignación; en mis huesos no hay salud a causa de mi pecado.
4 Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como pesada carga, pesan mucho para mí.
5 Mis llagas hieden y supuran. A causa de mi necedad,
6 estoy encorvado y abatido en gran manera, y ando sombrío todo el día.
7 Porque mis lomos están inflamados de fiebre, y nada hay sano en mi carne.
8 Estoy entumecido y abatido en gran manera; gimo a causa de la agitación de mi corazón.
9 Señor, todo mi anhelo está delante de ti, y mi suspiro no te es oculto.
10 Palpita mi corazón, mis fuerzas me abandonan, y aun la luz de mis ojos se ha ido de mí.
11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mis parientes se mantienen a distancia.
12 Los que buscan mi vida me tienden lazos; los que procuran mi mal hablan de mi destrucción, y traman traición todo el día.
13 Mas yo, como el sordo, no oigo; soy como el mudo que no abre la boca.
14 Sí, soy como el hombre que no oye, y en cuya boca no hay réplica.
15 Porque en ti espero, oh SEÑOR; tú responderás, Señor, Dios mío.
16 Pues dije: Que no se alegren de mí los que, cuando mi pie resbala, se engrandecen sobre mí.
17 Porque yo estoy a punto de caer, y mi dolor está continuamente delante de mí.
18 Confieso, pues, mi iniquidad; afligido estoy a causa de mi pecado.
19 Pero mis enemigos son vigorosos y fuertes ; muchos son los que sin causa me aborrecen.
20 Y los que pagan mal por bien se me oponen, porque yo sigo lo bueno.
21 No me abandones, oh SEÑOR; Dios mío, no estés lejos de mí.
22 Apresúrate a socorrerme, oh Señor, salvación mía.
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Salmos 39

1 Yo dije: Guardaré mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca como con mordaza, mientras el impío esté en mi presencia.
2 Enmudecí y callé; guardé silencio aun acerca de lo bueno, y se agravó mi dolor.
3 Ardía mi corazón dentro de mí; mientras meditaba, se encendió el fuego; entonces dije con mi lengua:
4 SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy.
5 He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah)
6 Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7 Y ahora, Señor, ¿qué espero? En ti está mi esperanza.
8 Líbrame de todas mis transgresiones; no me hagas la burla de los necios.
9 Mudo me he quedado, no abro la boca, porque tú eres el que ha obrado.
10 Quita de mí tu plaga; por la dureza de tu mano estoy pereciendo.
11 Con castigos corriges al hombre por su iniquidad; como la polilla, consumes lo que es más precioso para él; ciertamente, todo hombre es sólo un soplo. (Selah)
12 Escucha mi oración, oh SEÑOR, y presta oído a mi clamor; no guardes silencio ante mis lágrimas; porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres.
13 Aparta de mí tu mirada, para poder alegrarme, antes de que me vaya de aquí, y ya no exista.
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