28
Y se paró Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y habló, diciendo: OÃd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29
Asà dijo el rey: No os engañe EzequÃas, porque no os podrá librar de mi mano.
30
Y no os haga EzequÃas confiar en el SEÑOR, diciendo: De cierto nos librará el SEÑOR, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.
31
No oigáis a EzequÃas, porque asà dice el rey de Asiria: Dadme presente, y salid a mÃ, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo;