22
»AsĂ que, como ves, el Señor ha puesto un espĂritu de mentira en la boca de tus profetas, porque el Señor ha dictado tu condena.
23
Entonces SedequĂas, hijo de Quenaana, se acercĂł a MicaĂas y le dio una bofetada. —¿Desde cuándo el EspĂritu del Señor saliĂł de mĂ para hablarte a ti? —le reclamĂł.