JehĂş asesina a Jorán y a OcozĂas
14 Entonces JehĂş, hijo de Josafat y nieto de Nimsi, conspirĂł contra Jorán. SucediĂł que Jorán, con todo el ejĂ©rcito israelita, habĂa estado defendiendo Ramot de Galaad contra Jazael, rey de Siria,
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pero tuvo que regresar a Jezrel para reponerse de las heridas que habĂa recibido de los sirios en la batalla. AsĂ que JehĂş les dijo a sus partidarios: «Si ustedes quieren que yo sea rey, no dejen que nadie salga de la ciudad para ir a Jezrel con el informe».
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Luego se montĂł en su carro de combate y fue a Jezrel, pues allĂ se estaba recuperando Jorán, a quien tambiĂ©n OcozĂas, rey de Judá, habĂa ido a visitar.
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Cuando el centinela que vigilaba desde la torre de Jezrel vio que las tropas de Jehú se acercaban, gritó:—¡Se acercan unas tropas!En seguida Jorán ordenó:—Llama a un jinete y mándalo al encuentro de las tropas para preguntarles si vienen en son de paz.
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El jinete se fue al encuentro de Jehú y le dijo:—El rey quiere saber si vienen en son de paz.—¿Y a ti qué te importa? —replicó Jehú—. Ponte allà atrás.Entonces el centinela anunció:—El mensajero ya llegó hasta ellos, pero no lo veo regresar.
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Por tanto, el rey mandó a otro jinete, el cual fue a ellos y repitió:—El rey quiere saber si vienen en son de paz.—Eso a ti no te importa —replicó Jehú—. Ponte allà atrás.
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El centinela informó de nuevo:—Ya llegó el mensajero hasta ellos, pero a él tampoco lo veo regresar. Además, el que conduce el carro ha de ser Jehú hijo de Nimsi, pues lo hace como un loco.
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—¡Enganchen el carro! —exclamĂł Jorán.AsĂ lo hicieron. Y en seguida Jorán, rey de Israel, y OcozĂas, rey de Judá, cada uno en su carro, salieron y se encontraron con JehĂş en la propiedad que habĂa pertenecido a Nabot el jezrelita.
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Cuando Jorán vio a JehĂş, le preguntĂł:—JehĂş, Âżvienes en son de paz?—¿CĂłmo puede haber paz mientras haya tantas idolatrĂas y hechicerĂas de tu madre Jezabel? —replicĂł JehĂş.
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Jorán se dio la vuelta para huir, mientras gritaba:—¡TraiciĂłn, OcozĂas!
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Pero JehĂş, que ya habĂa tensado su arco, le disparĂł a Jorán por la espalda, y la flecha le atravesĂł el corazĂłn. Jorán se desplomĂł en el carro,
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y JehĂş le ordenĂł a su ayudante Bidcar:—Saca el cadáver y tĂralo en el terreno que fue propiedad de Nabot el jezrelita. Recuerda el dĂa en que tĂş y yo conducĂamos juntos detrás de Acab, padre de Jorán, y el SEĂ‘OR pronunciĂł contra Ă©l esta sentencia:
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“Ayer vi aquĂ la sangre de Nabot y de sus hijos. Por lo tanto, juro que en este mismo terreno te harĂ© pagar por ese crimen. Yo, el SEĂ‘OR, lo afirmo”. Saca, pues, el cadáver y tĂralo en el terreno, segĂşn la palabra que dio a conocer el SEĂ‘OR.
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Cuando OcozĂas, rey de Judá, vio lo que pasaba, huyĂł en direcciĂłn a Bet Hagán. Pero JehĂş lo persiguiĂł, y ordenĂł:—¡Mátenlo a Ă©l tambiĂ©n!Y lo hirieron en su carro cuando iba por la cuesta de Gur, cerca de Ibleam, pero logrĂł escapar y llegar a Meguido. AllĂ muriĂł.
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Luego sus siervos trasladaron el cuerpo a Jerusalén, la Ciudad de David, donde lo sepultaron en su tumba, junto a sus antepasados.
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OcozĂas habĂa ascendido al trono en el undĂ©cimo año del reinado de Jorán hijo de Acab.