30
Entonces Cornelio dijo: Cuatro dĂas ha que á esta hora yo estaba ayuno; y á la hora de nona estando orando en mi casa, he aquĂ un varĂłn se puso delante de mĂ en vestido resplandeciente.
31
Y dijo: Cornelio, tu oraciĂłn es oĂda, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios.