14
DespuĂ©s enviĂł el rey SedechĂ®as, Ă© hizo traer á sà á JeremĂas profeta á la tercera entrada que estaba en la casa de Jehová. Y dijo el rey á JeremĂas: PregĂşntote una palabra, no me encubras ninguna cosa.
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Y JeremĂas dijo á SedechĂ®as: Si te lo denunciare, Âżno es verdad que me matarás? y si te diere consejo, no has de escucharme.
16
Y jurĂł el rey SedechĂ®as en secreto á JeremĂas, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te matarĂ©, ni te entregarĂ© en mano de estos varones que buscan tu alma.
17
Entonces dijo JeremĂas á SedechĂ®as: AsĂ ha dicho Jehová Dios de los ejĂ©rcitos, Dios de Israel: Si salieres luego á los prĂncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta á fuego; y vivirás tĂş y tu casa:
18
Mas si no salieres á los prĂncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los Caldeos, y la pondrán á fuego, y tĂş no escaparás de sus manos.
19
Y dijo el rey SedechĂ®as á JeremĂas: TĂ©mome á causa de los JudĂos que se han adherido á los Caldeos, que no me entreguen en sus manos y me escarnezcan.
20
Y dijo JeremĂas: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y tendrás bien, y vivirá tu alma.
21
Mas si no quisieres salir, esta es la palabra que me ha mostrado Jehová:
22
Y he aquĂ que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de Judá, serán sacadas á los prĂncipes del rey de Babilonia; y ellas mismas dirán: Te han engañado, y prevalecido contra ti tus amigos; atollaron en el cieno tus pies, se volvieron atrás.
23
Sacarán pues, todas tus mujeres y tus hijos á los Caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás preso, y á esta ciudad quemará á fuego.
24
Y dijo SedechĂ®as á JeremĂas: Nadie sepa estas palabras, y no morirás.
25
Y si los prĂncipes oyeren que yo he hablado contigo, y vinieren á ti y te dijeren: Decláranos ahora quĂ© hablaste con el rey, no nos lo encubras, y no te mataremos; asimismo quĂ© te dijo el rey;
26
Les dirás: SupliquĂ© al rey que no me hiciese tornar á casa de Jonathán porque no me muriese allĂ.
27
Y vinieron luego todos los prĂncipes á JeremĂas, y preguntáronle: y Ă©l les respondiĂł conforme á todo lo que el rey le habĂa mandado. Con esto se dejaron de Ă©l, porque el negocio no se habĂa oĂdo.