18
y que del río subían siete vacas gruesas de carne y hermosas de forma, que pacían en el prado.
19
Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en toda la tierra de Egipto en fealdad.
20
Y las vacas flacas y feas tragaban a las siete primeras vacas gruesas;
21
y entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado en ellas, porque su parecer era aún malo, como de primero. Y yo desperté.
22
Vi también soñando, y he aquí siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas;