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SedequĂas interroga a JeremĂas
Cierto dĂa, el rey SedequĂas mandĂł llamar a JeremĂas e hizo que lo llevaran a la tercera entrada del templo del Señor
.
—Quiero preguntarte algo —le dijo el rey—. Y no intentes ocultar la verdad.
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—Si te dijera la verdad, me matarĂas —contestĂł JeremĂas—. Y si te diera un consejo, igual no me escucharĂas.
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Entonces el rey SedequĂas le prometiĂł en secreto:
—Tan cierto como que el Señor
nuestro Creador vive, no te mataré ni te entregaré en manos de los hombres que desean verte muerto.
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Entonces JeremĂas le dijo a SedequĂas:
—Esto dice el Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Si te rindes a los oficiales babilónicos, tú y toda tu familia vivirán, y la ciudad no será incendiada;
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pero si rehúsas rendirte, ¡no escaparás! La ciudad será entregada en manos de los babilonios y la incendiarán hasta reducirla a cenizas”.
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—Pero tengo miedo de rendirme —dijo el rey—, porque los babilonios me pueden entregar a los judĂos que desertaron para unirse a ellos. ¡Y quiĂ©n sabe quĂ© me harán!
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—Si eliges obedecer al Señor
no serás entregado a ellos —contestĂł JeremĂas—, sino que salvarás tu vida y todo te irá bien;
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pero si te niegas a rendirte, el Señor
me ha revelado lo siguiente:
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todas las mujeres que queden en el palacio serán sacadas y entregadas a los oficiales del ejército babilónico. Entonces las mujeres se mofarán de ti diciendo:
»“¡Qué buenos amigos tienes!
Te han traicionado y engañado.
¡Cuando tus pies se hundieron en el barro,
te abandonaron a tu suerte!”.
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Todas tus esposas e hijos serán entregados a los babilonios y tú no escaparás. El rey de Babilonia te apresará, y esta ciudad será incendiada.
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Entonces SedequĂas le dijo a JeremĂas:
—No le comentes a nadie que me dijiste esto ¡o morirás!
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Mis funcionarios quizá se enteren de que hablé contigo y te digan: “Cuéntanos de lo que hablaban tú y el rey. De lo contrario, te mataremos”.
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Si tal cosa sucediera, solo diles que me suplicaste que no te enviara de nuevo al calabozo de Jonatán por temor a morir allĂ.
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Efectivamente, poco tiempo despuĂ©s los funcionarios del rey vinieron a JeremĂas a preguntarle por quĂ© el rey lo habĂa llamado; pero JeremĂas siguiĂł las instrucciones del rey y ellos se fueron sin enterarse de la verdad ya que nadie habĂa escuchado la conversaciĂłn entre JeremĂas y el rey.